5 bares para ver el Mundial de Clubes en Quintana Roo

Ver el Mundial de Clubes con los pies en la arena, una chela fría en la mano y el sonido del mar de fondo no es un sueño, es la experiencia que ofrece Bar Ikal Mahahual. Este bar frente al mar captura lo mejor de la vida caribeña: sencillez, sabor y una vibra relajada que se contagia desde que llegas. Las pantallas están ubicadas de forma estratégica para que disfrutes del partido sin perderte el atardecer, y el ambiente mezcla perfectamente la emoción futbolera con el ritmo de las olas. Aquí no hay prisas, solo buenos momentos y mucha pasión por el juego.

Es ideal para una tarde en pareja, una escapada con amigos mochileros o para quienes buscan un lugar con buena vista y mejor actitud. El menú incluye ceviches, tacos de pescado, camarones al coco, hamburguesas y snacks caribeños perfectos para compartir. Las bebidas tienen protagonismo: mojitos, margaritas, micheladas y jugos naturales completan la experiencia, siempre con ese toque fresco de la costa. Durante los partidos, suelen armar promociones que combinan comida y bebida a buen precio, lo que lo hace aún más irresistible.

El precio por persona ronda los $300 a $500 pesos mexicanos, ideal para quienes quieren pasar una tarde viendo el partido sin gastar de más. El lugar es rústico pero bien montado, con sillas y mesas en la arena, buena música y atención relajada pero efectiva. La combinación de mar, fútbol y comida fresca es difícil de superar, sobre todo cuando todo se da en un mismo espacio. Aquí, la jugada perfecta es la que se acompaña con un bocado de ceviche y un trago frío bajo el sol de Mahahual.

Aunque no admite mascotas, Bar Ikal Mahahual es un paraíso terrenal para quienes aman ver fútbol en modo chill, sin pantallas gigantes ni multitudes, pero con alma y sabor. Es el tipo de lugar donde cada gol se siente más fuerte porque estás realmente presente, desconectado del estrés y conectado con lo esencial. Aquí, el Mundial se vive al natural, con los colores del mar, la calidez de la gente y el sabor que solo el Caribe puede ofrecer. Si alguna vez soñaste con gritar un gol mirando al horizonte turquesa, este es tu lugar. Porque en Ikal, el fútbol también se siente con los pies descalzos.