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Los 9 mejores restaurantes para celebrar el Día de Muertos en Valle de Bravo

El Día de Muertos en Valle de Bravo se vive con una magia especial. Entre montañas, calles empedradas y el reflejo del lago que parece guardar silencios antiguos, esta celebración adquiere un aire casi místico. El aroma del copal se mezcla con el del pan de muerto, las flores de cempasúchil iluminan los altares, y los sabores tradicionales cobran vida en las mesas de los restaurantes vallesanos. En este rincón del Estado de México, la gastronomía no solo acompaña la tradición: la enriquece. Los chefs locales reinterpretan recetas ancestrales con un toque contemporáneo, mientras el ambiente natural convierte cada comida en un ritual para los sentidos.

Mejores restaurantes para celebrar Día de Muertos Valle de Bravo

En este recorrido te mostramos los 9 mejores restaurantes para celebrar el Día de Muertos en Valle de Bravo, lugares donde la comida se transforma en una ofrenda que une pasado y presente. Desde terrazas con vistas al lago hasta rincones escondidos en calles coloniales, estos espacios ofrecen experiencias que van más allá del plato: son un homenaje a la vida, a la memoria y al placer de compartir. Prepárate para descubrir un Valle de Bravo que se saborea distinto en esta temporada, donde cada bocado se convierte en una forma de recordar y de celebrar.

1. Restaurante Folklore Valle de Bravo

5/5

En la colonia Acatitlán, Folklore Valle de Bravo es una celebración viva de la identidad mexicana, un espacio donde la cocina, la naturaleza y el arte se funden en una experiencia única. Ideal para disfrutar una comida o cena durante el Día de Muertos, este restaurante se convierte en un homenaje al México profundo: flores de cempasúchil, música tradicional y platillos que evocan los sabores de nuestras abuelas llenan el ambiente de vida y memoria. Su entorno natural, rodeado de árboles y montañas, hace que cada visita se sienta como un reencuentro con las raíces.

Perfecto para familias, amigos o parejas, Folklore ofrece mucho más que una comida: es una experiencia cultural. Además de su exquisita gastronomía mexicana contemporánea, el lugar cuenta con bar, talleres, área infantil y eventos temáticos, lo que lo convierte en un punto de encuentro ideal para celebrar en comunidad. Durante el Día de Muertos, organiza actividades especiales que rescatan las tradiciones, desde montaje de altares hasta música en vivo que invita a brindar por la vida.

Con un rango de precio de 350 a 780 pesos mexicanos por persona, su menú destaca por ingredientes locales y recetas reinterpretadas con maestría. Desde un mole artesanal hasta un filete al mezcal o una ensalada de nopales con aguacate ahumado, cada plato combina técnica y corazón. Las bebidas —mezcal, vino mexicano o cocteles de la casa— completan una experiencia que honra la tierra y su historia.

El restaurante admite mascotas, lo que permite disfrutar de la celebración sin dejar atrás a los compañeros peludos. En Folklore Valle de Bravo, el Día de Muertos se vive al aire libre, entre aromas de copal, sabores intensos y sonrisas compartidas. Es un lugar donde la tradición no se recuerda: se vive, se saborea y se celebra.

2. Restaurante Santa María Valle de Bravo

5/5

Ubicado en la colonia Centro, Restaurante Santa María Valle de Bravo es una joya gastronómica que combina el encanto colonial del pueblo con una propuesta culinaria versátil y llena de sabor. Ideal para disfrutar una comida o cena durante el Día de Muertos, este espacio se transforma en un refugio de aromas y colores que evocan la esencia de la temporada. Con su arquitectura tradicional, terrazas abiertas y una vista privilegiada del corazón vallesano, el ambiente se llena de velas, flores de cempasúchil y música suave que invita a celebrar con calma y elegancia.

Perfecto para familias, amigos o parejas, Santa María ofrece un espacio para todos los gustos. En estas fechas, su decoración adquiere un aire místico con altares y detalles que rinden homenaje a las tradiciones mexicanas. El restaurante combina lo mejor de una cafetería acogedora con la sofisticación de un bar y la amplitud de un restaurante familiar. Es un sitio donde el desayuno con café recién hecho y pan artesanal puede transformarse en una cena romántica a la luz del atardecer sobre el Valle.

Con un rango de precio de 200 a 300 pesos mexicanos por persona, el menú se centra en la cocina mexicana con toques contemporáneos. Entre sus platillos destacados están el pulpo a las brasas, el salmón en salsa de mango, los camarones Ángeles a caballo y la clásica sopa de tortilla, además de omelettes y opciones ligeras para el desayuno. La coctelería artesanal y los vinos cuidadosamente seleccionados complementan la experiencia. Cada plato se prepara con ingredientes frescos y locales, reflejando el compromiso del restaurante con la calidad y la sustentabilidad.

El restaurante admite mascotas, lo que lo hace perfecto para compartir la festividad con todos los miembros de la familia. En Santa María Valle de Bravo, el Día de Muertos se celebra entre luces, sabores y sonrisas. Es el tipo de lugar donde la tradición mexicana se funde con la hospitalidad moderna, creando un espacio para disfrutar, recordar y brindar por la vida.

3. Restaurante Rione di Trevi Valle de Bravo

5/5

En la colonia Santa María Ahuacatlán, Rione di Trevi Valle de Bravo es una pequeña joya inspirada en la calidez y el romanticismo de Italia. Ideal para disfrutar una comida o cena durante el Día de Muertos, este restaurante ofrece una experiencia íntima y encantadora en el corazón del pueblo. Su terraza con vista a los tejados coloniales y su ambiente acogedor invitan a desconectarse del mundo exterior para disfrutar del sabor y la conversación.

Perfecto para parejas y amigos, Rione di Trevi combina lo mejor de la cocina italiana con el espíritu festivo mexicano. Durante la temporada de Día de Muertos, el restaurante se adorna con flores de cempasúchil, velas y detalles artísticos que evocan la tradición mexicana sin perder su elegancia europea. Cada rincón está pensado para crear una experiencia sensorial que mezcla el arte del buen comer con la belleza del entorno.

Con un rango de precio de 300 a 500 pesos mexicanos por persona, su menú ofrece delicias como pasta artesanal al pesto, risotto ai funghi, lasagna bolognese y carpaccio de res, además de vinos italianos y postres caseros como el clásico tiramisú. Todo está elaborado con ingredientes frescos y una atención al detalle que refleja pasión por la gastronomía. La atención es personalizada y cercana, haciendo sentir a cada comensal como parte de una cena entre amigos.

El restaurante admite mascotas, ideal para quienes disfrutan compartir sus momentos especiales con sus compañeros peludos. En Rione di Trevi Valle de Bravo, el Día de Muertos se celebra entre velas, vino y platillos que abrazan el alma. Es un lugar donde el sabor italiano se encuentra con la calidez mexicana, recordándonos que cada comida puede ser también una forma de honrar la vida.

4. Restaurante El Cien Valle de Bravo

5/5

Ubicado en la colonia Centro, El Cien Valle de Bravo es una joya gastronómica que transporta a España sin salir del bosque mexiquense. Ideal para disfrutar una comida o cena durante el Día de Muertos, este restaurante combina el encanto rústico de Valle con la calidez mediterránea. Su ambiente, rodeado de áreas verdes, luz natural y el murmullo del viento entre los árboles, crea un escenario ideal para una celebración que une tradición y disfrute. Durante esta temporada, el restaurante se viste con flores de cempasúchil y velas, generando una atmósfera de serenidad perfecta para compartir.

Perfecto para familias, parejas o amigos, El Cien ofrece un espacio versátil con dos pisos, terraza y zonas al aire libre. Ya sea para una tarde tranquila o una cena bajo las estrellas, su atención cálida y su música suave hacen de cada visita una experiencia íntima y especial. En el Día de Muertos, su propuesta se vuelve aún más significativa: el fuego de la paella y el aroma del vino recuerdan que la cocina también puede ser un ritual para celebrar la vida.

Con un rango de precio de 300 a 400 pesos mexicanos por persona, su menú destaca por su autenticidad española. Desde la clásica paella valenciana, las patatas bravas, las croquetas de jamón serrano y los chipirones en su tinta, hasta cortes de carne a la parrilla y la icónica tortilla española, cada plato está elaborado con técnica y alma. Su cava ofrece una selección de vinos tintos que elevan la experiencia, ideal para brindar en honor a quienes recordamos con cariño.

El restaurante admite mascotas, lo que lo hace aún más acogedor para quienes viajan acompañados. En El Cien Valle de Bravo, el Día de Muertos se celebra con sabor, vino y aire fresco. Es un rincón donde la calidez española se mezcla con el alma mexicana, recordándonos que la mejor manera de honrar la vida es disfrutarla entre amigos, copas y buena comida.

5. Soleado Cocina del Mundo Valle de Bravo

5/5

En la colonia Centro, Soleado Cocina del Mundo es un rincón donde la gastronomía se convierte en un viaje. Este restaurante, uno de los más emblemáticos de Valle de Bravo, ofrece una propuesta internacional que celebra la diversidad del sabor. Ideal para una comida o cena durante el Día de Muertos, su espacio combina vistas panorámicas al lago, una atmósfera luminosa y una cocina que honra los ingredientes frescos. En estas fechas, el lugar se viste con flores de cempasúchil, velas y calaveras decorativas que se mezclan con la luz natural que entra por sus amplios ventanales, creando una experiencia sensorial entre lo terrenal y lo etéreo.

Perfecto para amigos, familias o parejas, Soleado es un punto de encuentro donde la conversación fluye tan naturalmente como el vino. Durante el Día de Muertos, el restaurante celebra la vida con un menú especial y música suave que acompaña los atardeceres sobre el lago. El ambiente es sofisticado pero relajado, ideal para compartir historias y recordar con alegría. Es un espacio que invita a disfrutar sin prisa: cada plato llega a la mesa con la intención de despertar los sentidos y crear momentos memorables. Su decoración moderna con toques artesanales refleja el espíritu cosmopolita del lugar, sin perder la esencia cálida y hospitalaria de Valle.

Con un rango de precio de 300 a 600 pesos mexicanos por persona, la propuesta culinaria de Soleado es un recorrido por el mundo. Su carta incluye opciones como el bourguignon francés, el curry tailandés, el falafel griego, los tacos de pescado estilo Baja California y las croquetas argentinas. Cada platillo combina ingredientes locales con técnicas internacionales, logrando una fusión armónica. Su chef, de formación francesa, imprime en cada creación una estética cuidada y un equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo. A esto se suma una selección de vinos y cocteles de autor que marcan el ritmo de la experiencia: sofisticada, fresca y siempre diferente.

El restaurante admite mascotas, lo que lo convierte en una opción encantadora para quienes viajan acompañados. Su terraza abierta es un espacio donde el tiempo parece detenerse, ideal para mirar el lago, brindar y disfrutar el clima templado de Valle. En Soleado Cocina del Mundo, el Día de Muertos se celebra a través de la comida como un acto de conexión universal: un homenaje a la vida en todas sus formas, culturas y sabores. Es un lugar donde el mundo entero cabe en un menú y donde, entre luces, risas y aromas, cada bocado se vuelve una ofrenda al presente.

6. Restaurante La Playa Valle de Bravo

5/5

En la colonia Santa María Ahuacatlán, La Playa Valle de Bravo es un restaurante icónico que captura la esencia del lago y del espíritu festivo de este pueblo mágico. Ideal para disfrutar una comida o cena durante el Día de Muertos, su ambiente es una invitación a relajarse y celebrar con los pies en la tierra y la mirada puesta en el agua. Con su ubicación privilegiada junto al lago, este espacio ofrece atardeceres espectaculares, donde las luces del día se funden con las velas y las flores de cempasúchil que decoran el lugar en esta temporada tan especial.

Perfecto para familias, amigos o parejas, La Playa tiene un encanto versátil que se adapta a cualquier ocasión. Su propuesta combina lo mejor de una terraza al aire libre con el ambiente cálido de una taberna costera. En el Día de Muertos, su atmósfera se llena de música, aromas y color: altares decorativos, veladoras y un servicio atento que hacen de cada comida una celebración. Es el sitio ideal para quienes buscan disfrutar del paisaje, la brisa del lago y la compañía de los suyos en un entorno relajado pero con estilo.

Con un rango de precio de 300 a 500 pesos mexicanos por persona, su menú ofrece una mezcla de cocina internacional con toques locales. Destacan los mariscos frescos, las pastas con mariscos, los cortes a la parrilla y las ensaladas con ingredientes del huerto, todo acompañado de una coctelería vibrante y vinos cuidadosamente elegidos. Además, su área infantil, música ambiental y pantallas la vuelven una excelente opción para pasar el día completo disfrutando de buena comida y buena conversación.

El restaurante admite mascotas, por lo que incluso los amigos de cuatro patas pueden unirse a la celebración. En La Playa Valle de Bravo, el Día de Muertos se vive entre risas, brindis y paisajes inolvidables. Es un espacio donde el lago se convierte en espejo del alma, y cada platillo es una ofrenda a la alegría de estar vivos.

7. Restaurante Quirina Valle de Bravo

5/5

Ubicado en la colonia Centro, detrás de la catedral y junto a los Portales, Quirina Valle de Bravo combina el encanto del pueblo con una propuesta de cocina contemporánea mexicana que sorprende por su equilibrio entre elegancia y sabor. Ideal para disfrutar una comida o cena durante el Día de Muertos, este restaurante se distingue por su atmósfera sofisticada, su atención al detalle y una carta que honra los ingredientes locales con técnicas modernas. En esta temporada, su decoración se engalana con flores de cempasúchil, velas y arte alusivo a la festividad, creando un ambiente donde la tradición y la modernidad conviven en armonía.

Perfecto para parejas, amigos o reuniones familiares, Quirina es el tipo de lugar que transforma una comida en un evento especial. Su terraza, con vista al centro histórico, ofrece el escenario perfecto para una cena romántica bajo el cielo de Valle. Durante el Día de Muertos, el restaurante incorpora música en vivo y un servicio impecable, ideal para disfrutar entre copas de vino, platillos compartidos y largas conversaciones que celebran la vida.

Con un rango de precio de 200 a 600 pesos mexicanos por persona, su menú brilla por su originalidad y sabor. Entre sus imperdibles están el Aguachile Negro, la Cecina Vallesana, los Tacos de Discada y la Trucha de la Región, cada uno con una presentación cuidada y un toque gourmet. Los postres caseros y la coctelería artesanal complementan una experiencia culinaria completa. Quirina también destaca por su ambiente musical, su atención profesional y su hospitalidad genuina.

El restaurante admite mascotas en su terraza, lo que lo convierte en una opción ideal para quienes buscan celebrar acompañados. En Quirina Valle de Bravo, el Día de Muertos se celebra con el alma y el paladar: entre aromas, texturas y emociones que hacen de cada plato una ofrenda a la vida y a la memoria.

8. Restaurante Colibrí Valle de Bravo

5/5

Ubicado en la colonia Centro, Restaurante Colibrí Valle de Bravo es un estallido de color, sabor y alegría mexicana. Ideal para disfrutar una comida o cena durante el Día de Muertos, este restaurante celebra la tradición con un toque lúdico y familiar. Su decoración, repleta de papel picado, murales vibrantes y mesas adornadas con cartas de lotería, convierte cada visita en una experiencia sensorial donde la nostalgia se mezcla con la diversión. En esta temporada, el ambiente se llena de flores de cempasúchil, velas y música que acompañan la celebración con un espíritu festivo.

Perfecto para familias, amigos o parejas, Colibrí es un espacio donde la comida y la convivencia van de la mano. Aquí, cada mesa se convierte en un punto de encuentro para compartir anécdotas, jugar lotería o simplemente disfrutar de la música en vivo. Durante el Día de Muertos, el restaurante se transforma en un homenaje al folclore nacional, combinando gastronomía, arte y cultura en un solo lugar. Es un sitio que celebra la vida desde lo cotidiano, con risas, brindis y el toque fresco del aire vallesano.

Con un rango de precio de 150 a 400 pesos mexicanos por persona, su menú es un recorrido por los sabores de la costa mexicana, con especialidad en mariscos estilo Sinaloa. Destacan los aguachiles, el molcajete sinaloense, los camarones Colibrí, el salmón en salsa de queso y la fuente de mariscos para compartir. Todo está preparado con ingredientes frescos y un sazón auténtico que transporta directo al Pacífico. Para acompañar, ofrecen piñas coladas, cervezas artesanales y cocteles tropicales que complementan la experiencia con frescura y alegría.

El restaurante admite mascotas y cuenta con terraza, música en vivo y pantallas, lo que lo convierte en un espacio versátil y animado. En Colibrí Valle de Bravo, el Día de Muertos se celebra con sabor, color y alma mexicana. Es un lugar donde el juego, la comida y la tradición se unen para recordarnos que vivir —y comer bien— también es una forma de honrar a quienes amamos.

9. Restaurante Vinopremier Valle de Bravo

5/5

Ubicado en Santa María Ahuacatlán, Vinopremier Valle de Bravo es el primer y único wine bar del destino, un refugio perfecto para los amantes del vino y la buena conversación. Ideal para disfrutar una cena durante el Día de Muertos, este restaurante ofrece una experiencia que combina gastronomía, paisajes y cultura vinícola. Desde su terraza, la vista al lago se convierte en el escenario ideal para brindar bajo la luz de las velas y las flores de cempasúchil, que adornan el lugar con un toque de elegancia mexicana.

Perfecto para parejas y amigos, Vinopremier crea una atmósfera íntima y relajada donde el vino es protagonista. En estas fechas, su decoración se llena de colores otoñales y detalles que evocan la tradición mexicana, logrando un equilibrio entre lo moderno y lo ancestral. La música suave y la atención personalizada del personal, conocedor del mundo vinícola, convierten cada visita en una experiencia educativa y sensorial.

Con un rango de precio de 350 a 500 pesos mexicanos por persona, su menú destaca por platillos mediterráneos como las croquetas de jamón serrano, el cachopo relleno de queso manchego, la paella mixta y las patatas bravas. Todo se acompaña de una selección exclusiva de vinos por copa o botella, incluyendo etiquetas de España, Italia y México. Los cocteles como el Aperol Spritz, el Clericot o la Mimosa complementan la velada con frescura y estilo.

El restaurante admite mascotas, lo que refuerza su ambiente cálido y acogedor. En Vinopremier Valle de Bravo, el Día de Muertos se celebra con un brindis: entre risas, copas y buena compañía. Es el lugar donde el vino y la tradición mexicana se encuentran para rendir homenaje a la vida, recordando que cada sorbo puede ser también una ofrenda al recuerdo y a los momentos que perduran.

Un brindis frente al lago y al recuerdo

El Día de Muertos en Valle de Bravo tiene un encanto que se siente en el aire, en el sonido del lago y en cada platillo que se sirve con el alma. Los restaurantes que forman parte de esta guía no solo ofrecen buena comida, sino experiencias que conectan la tradición con la emoción. Desde terrazas con vistas al agua hasta rincones escondidos en calles empedradas, cada lugar celebra la vida con sabores, aromas y colores únicos. En Valle, el Día de Muertos no se limita a los altares: se extiende hasta las mesas donde el mezcal acompaña los recuerdos y las risas se mezclan con el perfume del copal.

Pero este viaje culinario apenas comienza. En el blog de Reservándonos, te esperan más historias de sabor, cultura y celebración. Desde los desayunos más encantadores del Valle hasta los bares secretos que encienden la noche, cada artículo es una invitación a seguir explorando y a descubrir nuevos lugares donde la comida se convierte en memoria viva. Porque en México, y especialmente en Valle de Bravo, comer bien es también una forma de rendir homenaje a lo que fuimos, a lo que somos y a todo lo que aún está por saborearse.